20/1/2009
Preguntas a Obama x Felisa Sastre
Es fácil hablar de sus hijitas y olvidar las hijas, mujeres y derechos de los demás. Y usted, señor Obama, lo ha dejado muy claro: ha apoyado a Israel y lo va seguir haciendo
Señor presidente electo de Estados Unidos,
En un artículo sobre su viaje a Israel el pasado verano, mientras visitaba la ciudad israelí de Sderot (cercana a Gaza y, antes de su ocupación, poblada por palestinos expulsados a la Franja y despojados de sus tierras, hogares y pertenencias) declaró que entendía la actitud defensiva del Estado judío porque si “Cayeran misiles donde duermen mis hijas haría cuanto estuviera en mi mano para detenerlo”(1).
No cabe duda del amor paternal que siente el nuevo presidente de EEUU, y los buenos sentimientos que expresa hacia los pobres niños israelíes aterrorizados por el lanzamiento de cohetes artesanales sobre sus escuelas y viviendas por los desalmados palestinos.
Llama, no obstante, la atención, que el Sr. Obama no haya caído en la cuenta de que desde el 29 de septiembre del 2000 al 30 de noviembre de 2008, el número de niños palestinos asesinados por las fuerzas armadas de Israel ascendía a un total de 952(2) frente a los 39 ocasionados por los cohetes- que no misiles, señor presidente-, procedentes de la franja de Gaza. Cifra, a la que hay que sumar los más de 300 menores muertos en el reciente ataque bestial contra los habitantes de Gaza.
¿Qué haría usted, electo presidente, para proteger a sus hijas si hubieran nacido en un campo de refugiados, donde los ataques con misiles de verdad, lanzados desde aviones de combate y helicópteros apaches ( pagados con sus impuestos y los de sus electores que tanto van a celebrar su llegada al poder), turban no sólo su sueño sino su vida entera desde que nacen?
Algún cínico y sincero prohombre israelí dijo en su día que si él fuera palestino sería combatiente de Hamás contra la ilegal y despiadada ocupación extranjera que dura ya sesenta años. ¿No se uniría usted a los valientes davides que sin Estado, ni fuerzas armadas para proteger a sus familias, tienen que recurrir a lo que Mike Davis califica como las fuerzas aéreas de los pobres?(3)
Imagínese que sus hijas, a las que tanto adora, careciesen de alimentos, de cuidados médicos, de escuelas seguras, de agua potable, de electricidad y de servicios higiénicos por causa de un bloqueo “defensivo” de una potencia ocupante que ni respeta las leyes internacionales, ni acata las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU; de un país democrático que segrega a la población no judía y se apodera de sus tierras y de sus hogares cuando no los destruye. ¿Qué haría entonces?
Piense en sus idolatradas hijas sumidas en la pobreza más absoluta, desnutridas por la falta de piedad no sólo del ocupante sino de la denominada comunidad internacional. ¿Es capaz de imaginar tan siquiera lo que haría? ¿Acaso no resistiría, con las escasas armas a su alcance, a tanta ignominia y a tanta barbarie? ¿Se quedaría de brazos cruzados viendo cómo las torturaban día sí y día también, ante la complacencia de sus antecesores en el cargo? ¿Se consideraría entonces terrorista, por defender a los suyos, a su país y sus gentes?
Es fácil hablar de sus hijitas y olvidar las hijas, mujeres, propiedades y derechos de los demás. Y usted, señor Obama, lo ha dejado muy claro: ha apoyado a Israel y lo va seguir haciendo. Por eso, toda la parafernalia de su investidura para muchos de nosotros no es sino una ofensa y una farsa. Sus palabras, de momento, lo califican. Los hechos, hasta la fecha, también. Mientras ustedes, los poderosos, se regocijan con sus fiestas y cánticos celestiales, en Palestina, la gente muere de hambre, de desesperanza y de indignación ante las botas de hierro del ocupante. Y con ellos, millones de ciudadanos del mundo.
Notas
1. “if missiles were falling where my two daughters sleep, I would do everything in order to stop that."
2. Véase http://www.btselem.org/english/statistics/Casualties.asp
3. Mike Davis, Las fuerzas aéreas de los pobres, http://www.lahaine.org/index.php?p=14871
Fuente: La HaineComandos israelíes atan las manos a los varones, les tapan los ojos y les quitan la ropa
Alberto Arce
El Mundo
HOSPITAL AL AWDA (YABALIA) .- Nahed al Er, de 21 años, se encuentra herido grave en la cuarta planta del hospital Al Awda, en el campo de refugiados palestino de Yabalia (al norte de Gaza). Quiere contar su historia, pero cuando se dispone a hablar, uno de sus amigos -la habitación del hospital está repleta de acompañantes- recibe una llamada telefónica.
Le explican que fuerzas especiales israelíes entraron en la madrugada del lunes por la calle Shaimá, en el barrio de Atattra, al noroeste de Yabalia y casi lindando con Beit Lahiya. Mediante los altavoces, pidieron a las mujeres y los niños que evacuaran la zona y separaron a todos los hombres de edades comprendidas entre 12 y 45 años, para introducirles en el recinto de la escuela Maauwiya.
Posteriormente, les maniataron, les vendaron los ojos y les despojaron de sus ropas. Durante la noche, la temperatura en este campo de refugiados ronda los cero grados. Según los vecinos, que pueden verlo todo desde sus ventanas, se oyen gritos y golpes en el interior de la escuela. Se hace el silencio en la habitación del hospital.
Tras la interrupción telefónica, Nahed comienza a contar su trágica historia al enfermero jefe del hospital, Nayib Abu Guda. El joven vive muy cerca de la frontera, junto al Cementerio de los Mártires, a pocos metros del paso fronterizo de Eretz. "Escuché una bomba relativamente lejos de la casa y tras la noche que habíamos pasado decidimos evacuar. Mi padre, mi madre, mis dos hermanas, mi mujer y yo habíamos preparado el carro y la mula", explica.
"Le insistí a mi mujer en que recogiese más ropa y ella entró de nuevo en la casa. Fue entonces cuando escuche la explosión. Al recuperar el sentido, me di cuenta de que yo era el único que podía caminar. Azuzé la mula y recorrí más de dos kilómetros hasta que llegué al hospital. De mi familia todavía no sé nada. Cuando me fui ninguno se movía", lamenta el joven, gravemente herido. Veinticuatro horas después de lo ocurrido, las ambulancias aún no han conseguido llegar hasta la casa de Nahed. Los médicos no quieren decirle que toda su familia está muerta.
Shadi Abu Rabia, de 22 años, proviene del campo de refugiados de Beit Lahiya y desde anoche comparte habitación con Nahed. El también tiene una historia que contar. "Estaba en mi casa, alrededor de las 9 de la mañana. Oí una explosión muy fuerte y me acerqué a la ventana. Un misil había impactado de lleno sobre la casa de mi hermana. Vi cómo la evacuaban, herida, junto a mis dos sobrinos. Mis padres, mis hermanos, mis tíos y mis sobrinos formamos un grupo y echamos a caminar. Seríamos unas 25 personas. No llevábamos nada con nosotros", relata.
Fuente: RebelionCronopiando
El terror de la “tregua”Koldo Campos Sagaseta
Rebelión
Siguen cayendo las bombas en Gaza y Palestina. Ya no hacen ruido, ni revientan sus racimos de fuego sobre las cabezas de un pueblo cautivo, pero siguen sepultando en los escombros las vidas y esperanzas de los sobrevivientes.
Ya no levantan fumarolas de muerte ni abrasan los ojos sus malditos destellos, pero sobre Gaza y Palestina siguen cayendo las bombas del despojo, las bombas del asedio, las bombas del olvido, ante la atenta mirada de los ciegos.
“Gaza recupera la calma”, dicen los medios de comunicación, “vuelve la normalidad a Palestina”.
Los ciegos aprovechan la tregua para mejor no ver para otro lado.
Fuente: RebelionAlberto Arce graba como disparan contra un médico palestino tropas israelíes
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